No importa si el carrito no se llena (Super Mercado) [Lucie G./Libre]

Basta de comer sopas instantáneas en el trabajo, una mas y terminaría por odiarlas! Y no es que el sabor fuera tan malo, pero la monotonía de consumirlas todos los días les había robado el encanto de comida chatarra. Así que decidido a cortar con la rutina había hecho un espacio en sus labores de mecánico y abandonando el taller a su suerte se dirigió al centro comercial, quedando de verse afuera del Super mercado con su hermana menor. Ir solo a comprar la despensa lo hacía sentir raro, tal vez cohibido ante tantas miradas, así que prefería hacerlo en conjunto con Lucie, además, era mucho mas divertido si iban juntos a recorrer las estanterías llenas de cosas que no podían darse el lujo de comprar.

Ambos tenían el tiempo contado, su hermana debía ir a trabajar al terminar las horas en la universidad y él tendría que regresar al desordenado taller a esperar que algún alma se dignara a darle un poco de trabajo para ganarse su sueldo. Por lo tanto no les quedaba mas remedio que hacer las compras en ese lapso de tiempo que pareciera un pequeño receso del día. Ni siquiera se había cambiado el fastidioso uniforme, pero afortunadamente era negro, escondiendo mas que bien las manchas propias del oficio.Tampoco pretendía lucir tan destartalado, así que antes de salir se aseguró de darse una "manita de gato", de paso se evitaría regaños por parte de Lucie.

Ya estaba justo frente a la entrada esperando que la única de su sangre diera señales de vida según lo acordado un día antes. Había tomado ya un carrito del super y se trepaba en su orilla tal cual niño inquieto, logrando que mas de una persona lo mirara de forma extraña. Pero no le importaba, el dar un giro a su día lo animaba lo suficiente como para ignorar casi cualquier cosa negativa que intentara arruinar su momento.

Rápidamente giró hacia la voz que lo llamaba a la distancia, una inconfundible para él pues a lo largo de los años lo había acompañado en los buenos y no tan buenos momentos. Animado alzó la mano como muestra de haberla notado y aunque en un principio pensaba esperar ahí mismo, terminó por ir a su encuentro.

Caminó hasta la calle, donde el tráfico le impidió cruzar e ir directo hacia su hermana. Ya la tenía a la vista, una luz roja y podrían ir a comprar víveres para el resto de la semana, o lo que alcanzara de ella. Pero de un momento a otro se le escapó, tras el cruzar de unas cuantas personas del montón se le esfumó. Dar un vistazo rápido fue suficiente para darse cuenta de que ya no se encontraba al otro lado, al menos no aparentemente.

El verde del semáforo finalmente terminó dando paso al gentío hacia el otro lado de la calle. Un poco desconcertado se apresuró dando unos cuantos empujones no intencionales en el camino, si aquello era un broma por parte de Lucie, estaba resultando muy poco efectiva.

Justo antes de llegar a la esquina opuesta al super un sujeto robusto le rozó con brusquedad, murmurando algo que no alcanzó a entender. Lo siguió con la mirada solo por unos segundos y al volverla al frente pudo ver a su hermana apegada de una extraña manera a un poste.

¿Todo bien, Lucie? – preguntó al acercarse y tomarla por el hombro. Era fácil darse cuenta del poco humor que tenía, pero había algo mas que la hacía lucir diferente - ¿Dónde están tus… gafas… - al bajar la vista descubrió el paradero de los dichosos lentes, sabía perfectamente que no era tan descuidada como para dejarlos caer, así que dedujo que algo había pasado en los minutos que la perdió de vista. Cierto, cuando lo saludó desde lo lejos si las llevaba puestas.

Por lo visto tendrían un gasto mas que agregar a la lista. Sostuvo el aire unos minutos y sin preguntar mas detalles la tomó de la mano para cruzar de regreso al super antes de que el semáforo cambiara nuevamente – No se tu, pero yo quiero un litro de nieve para comer con calma en casa, ¿te gusta la idea?

Desde un inicio descartó la posibilidad de que el accidente fuera culpa de ella, sabía que por lo general siempre era muy cuidadosa, especialmente con ese tipo de cosas. Aunque indagar en lo sucedido no parecía una buena idea por el momento, seguro solo conseguía que se enfrascara en las malas sensaciones.

Al llegar al otro de la calle ya era necesario esquivar unas cuantas personas, al parecer era una hora concurrida para hacer las compras. Intentó jalarla hacia la derecha para evadir a un par de señoras que se iban en sentido contrario a ellos, pero justo en ese momento ella se dejó ir sobre una de ellas, abrazándola y... claramente confundiéndola... -¿Pero qué... haces Lucie? - dijo en voz baja mirando primero su mano abandonada y después a su hermanita aferrada cariñosamente a la doña con cara de pocos amigos.

Una leve risa se le escapó nada mas ver la escena, pero debía controlarse si no quería sufrir a manos de la chica, además, no podía culparla del todo, lamentablemente su vista era mas fallida de lo que muchos creían. Definitivamente el repuesto de esas gafas tendría que tomar el primer puesto en la lista de pendientes, no fuera a ser que la próxima vez se lanzara a los brazos de algún pervertido.

- Lucie, Lucie, Lu-chan~ Pero claro que te vigilaré, tendré que ser tu perrito faldero! digo... perro guía(?) - detuvo sus pasos frente a los destartalados carritos del super, meditando al mismo tiempo en lo extraño que habían sonado sus propias palabras - Ahora que lo pienso... serviría para fichar a los pretendientes que puedas traer tras tus huesitos... - agregó por lo bajo y asintió convencido con una gran sonrisa en el rostro. Al menos tendría una excusa para seguirla a todos lados sin reproches. Sin avisar la tomó en brazos y la dejó dentro del carrito, aunque el espacio era mas que limitado era perfectamente capaz de dejarla ahí. - Ahí estarás mas segura, pero tendrás que cargar con las cosas - comentó mas que divertido y después de sacudirle el cabello como a toda niña tomó el mando del carro y entró quitado de la pena a la gran tienda.

¿Novias?¿Cuáles novias?! Si no tengo ni perro que me ladre... - un aura depresiva inundó su alrededor por unos cuantos minutos. En un buen tiempo no había tenido novia ni nada cercano, probablemente el pasar los días metido en el taller reducía sus posibilidades de encontrar a alguien interesante, además, tenía que admitir que sus gustos eran algo exigentes. Y en cuanto al perro, ni siquiera le gustaban los perros... estaba mas que bien con el felpudo roedor y la minina que tenían ya en casa, el sueldo no les alcanzaría para mantener una "boca" mas.

El observar como su hermana se ponía "cómoda" y tomaba una postura muy propia dentro del carrito le causaba aún mas gracia, ahora la gente cercana los tenía en la mira pero mientras ambos se divirtieran las opiniones de terceros salían sobrando. Sin mas drama entró tranquilamente a la tienda, dirigiéndose al área de frutas y verduras, aunque no fueran los alimentos mas deliciosos para la semana tenían que resignarse a comer lo mas sano posible, de lo contrario no podrían sobrevivir a las actividades diarias. - Veamos... si fueras una fruta... serías... una piña! No preguntes por qué(?) - afirmó alegremente dando un golpecito a su nariz, deteniendo el futuro transporte de sus alimentos justo frente a un estante lleno precisamente de amarillas piñas. Las observó con detenimiento y tras unos minutos echó una al carro, la que le pareció mas pintoresca. - Nunca he sido bueno para elegir piñas, así que... habrá que confiar en que salga buena... - no muy convencido avanzó otro poco donde se encontraban rollos con bolsas de distintos tamaños, arrancó unas cuantas pequeñas y se las dio a Lucie.

Antes de seguir recorriendo los pasillos dio un vistazo general, como para hacer memoria sobre lo que hacía falta en su refrigerador. Bueno, hacían falta muchas cosas, pero como siempre había cosas indispensables que comprar. Apoyó ambos brazos sobre el frío metal fijando la vista en su hermana, la miraba con insistencia pero sin una idea específica en mente. - Dime... ¿hay algo en particular que se te antoje? Yo ya tengo mi piña para un momento de antojo... - esta vez le dedicó una mirada poco común acompañada de una traviesa sonrisa. Disfrutar de la compañía de su "pequeña" hermana siempre era una prioridad, sabía que tarde o temprano terminaría por tomar nuevos rumbos especialmente al terminar su carrera. El hecho de que ella se preparara a otro nivel lo llenaba de orgullo, eso le aseguraría mas oportunidades de las que el había tenido, pero hasta cierto punto le deprimía un poco pensar que ese momento llegaría. Mas difícilmente le compartiría esa sensación, no quería ser un impedimento para su progreso personal.

Sin darse cuenta había terminado divagando nuevamente con esas ideas, quedando en silencio por mas minutos de los esperados justo frente a los ojos de ella. Para cuando reaccionó se quedó sin palabras, si soltaba alguna seguramente terminaría por confesar algo que diera pie al tema.