La cabaña, el lago y el lobo [Priv.]
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La cabaña, el lago y el lobo [Priv.]
Otra vez no había dormido, no lo suficiente, por eso ahora estaba abrigada con su sweater y mirando el techo de su habitación tirada sobre la colcha de su cama. Se lo había tenido que quitar a la fuerza a Robert y se había llevado unas cuantas amenazas de muerte por lo mismo. Pero lo que le nublaba la mente más que el frío era la preocupación por su fiel amigo, no que era que tuviera preferencias entre sus mascotas pero si le tenía un cariño especial a Draco, el feroz lobo (Con todos menos ella) con el que había prácticamente crecido, y hace unos días había amanecido enfermo.
Al parecer había comido algo extraño pues se veía algo deprimido y caminaba más lento, como si no tuviera ganas de hacer cosas o un pesar muy grande. Había temido ella por un segundo que la edad le estuviese pesando pero esperaba a la vez que no fuera eso. Se mantuvo mirando unos segundos más el techo antes de incorporarse sobre la cama y arrastrarse hasta los pies de esta para fijar la vista hacia la alfombra al frente de su cama donde estaba justamente durmiendo el lobo. De la nada lo vio abrir los ojos, afilados y claros, los más helados y adorables que podías encntrar, pero a diferencia de estos últimos días, esta vez se incorporó casi de un santo y se acercó hasta ella para darle una juguetona lamida en plena mejilla, dejándole babeada y pasmada. Luego lo vio dando vueltas sobre si mismo y mirándola, animado, como su costumbre estando sano.
¿Que clase de magia habría pasado para lograr ese cambio casi bipolar en el animal? -¡¡Draco!!- reaccionó al fin con la voz en un hilo y se bajó de la cama para abrazarlo y acariciarle el pelaje, terminando luego por la fuerza del lobo en el piso y riendo de buena gana sabiendo que el ya estaba mejor y que volvía a ser el mismo.
Luego de jugar hasta el cansancio y terminar con el rostro todo babeado, se levantó de la alfombra y salieron juntos a caminar por los terrenos de la Granja. Ella llevaba su bat y una pelota de hule de la que gustaba su adorable mascota, sobretodo porque aun con todos los ataques asesinos que le había proferido, seguía resistiendo a sus mordidas. Pasaron a un lado del campo de girasoles, aún era muy temprano en la mañana y hacía frío. Ella iba a hablar de regresar, pero el lobo le robó la pelota de la mano y salió corriendo en dirección al campo todo amarillo. Frunció el ceño recordando otras veces que había entrado y maldijo entredientes a su bendita mascota.
-¡¿Draco?!- Luego de buscarlo a base de seguir sus gruñidos y pistas lograron salir del campo en dirección a los árboles del fondo, nada más estuvieron en ese lugar siguieron caminando por entre el bosque al que ella no solía ir, porque Robert le había dicho que era peligroso y otras tantas cosas a las que no pensaba hacer caso. Luego de caminar un buen tramo, ya exhausta por su falta de estado físico dieron con una especie de claro del bosque, para su sorpresa entre los grandes árboles había una especie de lago, y además una... ¿Casa? O cabaña... En medio del bosque. Lo más probable es que estuviera abandonada, pero su curiosidad pudo más que ella y sosteniendo el bat entre sus manos se dispuso a recorrer el lugar.
Intentando ser silenciosa, con Draco encabezando la marcha dio con la puerta de la cabaña. Draco apegó a la puerta como queriendo abrirla y ella algo extrañada por el buen estado en el que estaba el lugar cometió el atrevimiento de tocar la puerta. -¡¿Hola?! ¿Hay ... Alguien?- preguntó sin más apegando también la mejilla a la madera esperando no escuchar respuesta alguna. Tenía que mostrarle a Rob ese lugar, era sin duda bastante agradable y una casa que parecía casi de reposo o para venir a acampar. Volvió a golpear la puerta esperando que alguien se dignara a abrir o que el silencio la hiciera notar que no había nadie, por su parte el lobo arañaba la puerta con una pata.
Al parecer había comido algo extraño pues se veía algo deprimido y caminaba más lento, como si no tuviera ganas de hacer cosas o un pesar muy grande. Había temido ella por un segundo que la edad le estuviese pesando pero esperaba a la vez que no fuera eso. Se mantuvo mirando unos segundos más el techo antes de incorporarse sobre la cama y arrastrarse hasta los pies de esta para fijar la vista hacia la alfombra al frente de su cama donde estaba justamente durmiendo el lobo. De la nada lo vio abrir los ojos, afilados y claros, los más helados y adorables que podías encntrar, pero a diferencia de estos últimos días, esta vez se incorporó casi de un santo y se acercó hasta ella para darle una juguetona lamida en plena mejilla, dejándole babeada y pasmada. Luego lo vio dando vueltas sobre si mismo y mirándola, animado, como su costumbre estando sano.
¿Que clase de magia habría pasado para lograr ese cambio casi bipolar en el animal? -¡¡Draco!!- reaccionó al fin con la voz en un hilo y se bajó de la cama para abrazarlo y acariciarle el pelaje, terminando luego por la fuerza del lobo en el piso y riendo de buena gana sabiendo que el ya estaba mejor y que volvía a ser el mismo.
Luego de jugar hasta el cansancio y terminar con el rostro todo babeado, se levantó de la alfombra y salieron juntos a caminar por los terrenos de la Granja. Ella llevaba su bat y una pelota de hule de la que gustaba su adorable mascota, sobretodo porque aun con todos los ataques asesinos que le había proferido, seguía resistiendo a sus mordidas. Pasaron a un lado del campo de girasoles, aún era muy temprano en la mañana y hacía frío. Ella iba a hablar de regresar, pero el lobo le robó la pelota de la mano y salió corriendo en dirección al campo todo amarillo. Frunció el ceño recordando otras veces que había entrado y maldijo entredientes a su bendita mascota.
-¡¿Draco?!- Luego de buscarlo a base de seguir sus gruñidos y pistas lograron salir del campo en dirección a los árboles del fondo, nada más estuvieron en ese lugar siguieron caminando por entre el bosque al que ella no solía ir, porque Robert le había dicho que era peligroso y otras tantas cosas a las que no pensaba hacer caso. Luego de caminar un buen tramo, ya exhausta por su falta de estado físico dieron con una especie de claro del bosque, para su sorpresa entre los grandes árboles había una especie de lago, y además una... ¿Casa? O cabaña... En medio del bosque. Lo más probable es que estuviera abandonada, pero su curiosidad pudo más que ella y sosteniendo el bat entre sus manos se dispuso a recorrer el lugar.
Intentando ser silenciosa, con Draco encabezando la marcha dio con la puerta de la cabaña. Draco apegó a la puerta como queriendo abrirla y ella algo extrañada por el buen estado en el que estaba el lugar cometió el atrevimiento de tocar la puerta. -¡¿Hola?! ¿Hay ... Alguien?- preguntó sin más apegando también la mejilla a la madera esperando no escuchar respuesta alguna. Tenía que mostrarle a Rob ese lugar, era sin duda bastante agradable y una casa que parecía casi de reposo o para venir a acampar. Volvió a golpear la puerta esperando que alguien se dignara a abrir o que el silencio la hiciera notar que no había nadie, por su parte el lobo arañaba la puerta con una pata.
Ariadne Barma- Miembro de Pandora
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Re: La cabaña, el lago y el lobo [Priv.]
Era una hermosa mañana, el cielo se encontraba azul y despejado, los rayos de sol lo anunciaban, sin embargo la chica de cabellos rosados , aun dormía profundamente en su cama blanca y es que la noche anterior se había encargado de cuidar a los animales de los Lanielle y esta vez había sí había sido una noche larga, Black tenia un problema en los cascos , así que estuvo limando y cambiando herraduras , Draco tenía un severo problema de intoxicación con una planta , siendo su paciente durante toda la madrugada y por si fuera poco había tenido que darle terapia a un grupo de ovejas traumadas que habían presenciado el frío, despiadado, salvaje asesinato de una de sus amigas , la terapia fue dura, y hubo varios llantos , pero al final de la noche dejaron ir el alma de su compañera en paz.
Ahora Elizabeth no podía con su alma, así que cuando la joven Lanielle llegó a su casa, no la escuchó, sin embargo sus mascotas si lo hicieron, excepto Misha que era igual de floja que ella y dormía a su lado. Bribón en cambio, se infiltró por la ventana trasera de la cabaña, subió con torpeza la escalera, no sin antes robar un pequeño postre de frutas de la cocina, relamiendo la crema de sus bigotes , Sam insistía llamando a la puerta y el lobo no dejaba de rascar . Bribón llegó cansado al lugar donde estaba la cama , dejando su cuerpo colapsar en el suelo, tenia unos cuantos kilitos de más , una vez que dejó de jadear, se incorporó caminando por la orilla, movió la mano de la pelirosa con el hocico y nada.. Parecía muerta, por lo que decidió hacer algo más drástico, tomó impulso y le saltó a la cabeza.
¡Bribón! – se quejó llevándose la mano a la cabeza adolorida.- ¿Por qué hiciste eso? – fue entonces cuando escuchó el rascar de la puerta de Draco, Sam ya no hablaba así que en ningún momento se alarmó, se levanto de la cama y bajo las escaleritas – Si, ya voy .. – dijo adormilada, vestida sólo con un camisón blanco con los cabellos despeinados, abrió la puerta con los ojos entrecerrados de sueño- Draco ¿que quie…?.¡AAAAHH! - lo primero que vio al abrir fue la atemorizante imagen de la joven Lanielle con sus guerreros cabellos de fuego y un peligroso bat en la mano , su instinto fue cerrar la puerta , ya sabia que esto pasaría , ahora la hermana vendría a asesinarla, eso se le hacia a los intrusos de las granjas, se les asesinaba con un escopetazo, pero morir a golpes…tragó saliva, no era algo muy tentador, tomó el poco dinero que tenía oculta en una caja.
Se hizo para atrás lista para escaparse por la ventana trasera , sin embargo el lobo abrió sin problemas la puerta empujándola-¡No ,no, Draco no! – el animal corrió hacia ella estampándola contra el suelo dándole unas amistosas lamidas, hizo lo posible por quitárselo, vio a Sam ahí, aun con el bat y se incorporó rápidamente haciendo una reverencia toda sonrojada y asustada- S-señorita Lanielle , d-disculpe, eh… mire- caminaba mientras hablaba hacia la ventana- Porfavor no tome esto a mal , yo he vivido aquí desde que tengo memoria, sus…sus padres se hacían cargo de mi ¡Mire ahí hay una foto! – le señaló a la distancia un portarretrato que tenia con los señores Lanielle muy nerviosa y asustada- Y… eh bueno … cuando fallecieron ..y-yo…me quedé y.. y…Porfavor no me mate-dijo a modo de suplica- Soy m-muy joven y… no he vivido aquí gratis c-cuido de sus animales…es, es verdad puede preguntárselos a ellos.-miró a Draco a modo de que le explicara, el lobo la miró ladeando su cabeza a un lado .
Ahora Elizabeth no podía con su alma, así que cuando la joven Lanielle llegó a su casa, no la escuchó, sin embargo sus mascotas si lo hicieron, excepto Misha que era igual de floja que ella y dormía a su lado. Bribón en cambio, se infiltró por la ventana trasera de la cabaña, subió con torpeza la escalera, no sin antes robar un pequeño postre de frutas de la cocina, relamiendo la crema de sus bigotes , Sam insistía llamando a la puerta y el lobo no dejaba de rascar . Bribón llegó cansado al lugar donde estaba la cama , dejando su cuerpo colapsar en el suelo, tenia unos cuantos kilitos de más , una vez que dejó de jadear, se incorporó caminando por la orilla, movió la mano de la pelirosa con el hocico y nada.. Parecía muerta, por lo que decidió hacer algo más drástico, tomó impulso y le saltó a la cabeza.
¡Bribón! – se quejó llevándose la mano a la cabeza adolorida.- ¿Por qué hiciste eso? – fue entonces cuando escuchó el rascar de la puerta de Draco, Sam ya no hablaba así que en ningún momento se alarmó, se levanto de la cama y bajo las escaleritas – Si, ya voy .. – dijo adormilada, vestida sólo con un camisón blanco con los cabellos despeinados, abrió la puerta con los ojos entrecerrados de sueño- Draco ¿que quie…?.¡AAAAHH! - lo primero que vio al abrir fue la atemorizante imagen de la joven Lanielle con sus guerreros cabellos de fuego y un peligroso bat en la mano , su instinto fue cerrar la puerta , ya sabia que esto pasaría , ahora la hermana vendría a asesinarla, eso se le hacia a los intrusos de las granjas, se les asesinaba con un escopetazo, pero morir a golpes…tragó saliva, no era algo muy tentador, tomó el poco dinero que tenía oculta en una caja.
Se hizo para atrás lista para escaparse por la ventana trasera , sin embargo el lobo abrió sin problemas la puerta empujándola-¡No ,no, Draco no! – el animal corrió hacia ella estampándola contra el suelo dándole unas amistosas lamidas, hizo lo posible por quitárselo, vio a Sam ahí, aun con el bat y se incorporó rápidamente haciendo una reverencia toda sonrojada y asustada- S-señorita Lanielle , d-disculpe, eh… mire- caminaba mientras hablaba hacia la ventana- Porfavor no tome esto a mal , yo he vivido aquí desde que tengo memoria, sus…sus padres se hacían cargo de mi ¡Mire ahí hay una foto! – le señaló a la distancia un portarretrato que tenia con los señores Lanielle muy nerviosa y asustada- Y… eh bueno … cuando fallecieron ..y-yo…me quedé y.. y…Porfavor no me mate-dijo a modo de suplica- Soy m-muy joven y… no he vivido aquí gratis c-cuido de sus animales…es, es verdad puede preguntárselos a ellos.-miró a Draco a modo de que le explicara, el lobo la miró ladeando su cabeza a un lado .
Katrina Deveraux- Miembro de Pandora
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Re: La cabaña, el lago y el lobo [Priv.]
Se quedo de una pieza, literalmente, al ver a la guapa señorita, vestida con poca ropa y toda despeinada. Parecía toda una ninfa de los bosques hasta que... Recordó que estaban en los terrenos de la Granja y alzó una ceja al escuchar el grito de la pelirrosa. Ahora si tendría que preguntarle además como era que conocía el nombre de su fiel amigo Draco.
-Eh... Calma...- dijo sintiendo como le cerraban la puerta en la cara. -Que demonios...- bufó con molestia, esto era inaudito, cuando Robert le iba a decir que tenía a una esposa o novia fugitiva viviendo en este lugar tan alejado?! Por eso no le permitía pasar a través del bosque, Rob desgraciado, ya se las vería con ella cuando fuera a verlo con el bat en mano y a cuestionarlo por todas las cosas que aun no era capaz de informarle a pesar de que vivían bajo el mismo techo.
Pero Draco a diferencia de ella en vez de parecer asustado o desconfiado arañó la puerta y la empujo con un golpe abriendo la misma, dejándole a la vista de nuevo a la muy nerviosa señorita, que ahora estaba bajo su lobo, siendo lamida como ella en la mañana. -Hombres... Bastardos traidores...- gruñó frunciendo el ceño y se acercó apoyando el bat a un lado de su pierna para escuchar las explicaciones nerviosas. -Mhm... ¿Sabes mi nombre?- preguntó como si la pregunta normal en estos casos no fuera, quién eres y que haces en mi casa. La verdad era que le gustaba conocer a gente nueva, pero no a gente que temblara de pies a cabeza nada más verla. -¡¿Mis padres?!- se quedó unos segundos pasmada luego de escuchar eso como si fuera una revelación. Por qué una desconocida conocía a sus padres más que ella misma, que tenía muy pocas memorias de ellos, su gran padre siempre había sido Robert. Al menos eso podía recordar de su infancia. Se encaminó hacia donde le señalaban y vio la clara foto de sus padres con la niña de cabellos rosados. Espera, a ella ya la había visto antes... -Eres... digo, actuas... De Katrina, ¿No?- la miró por sobre el hombro antes de volver a ver la foto de sus padres y quedarse unos segundos sumida en la nostalgia. -Casi no te reconozco, como gritaste como nena...- comentó con su descaro natural hasta escucharla hablar de nuevo.
-Si... Si recuerdo que fallecieron...- comentó vagamente trayendo a la memoria el funeral. -Eh... No voy a matarte...- dijo aun algo atontada por la noticia hasta que escucho la nueva declaración de la desconocida. -¿Cuidas animales?- miró a Draco unos segundos y luego a la chica y luego a Draco hasta que se convenció. -¡Ahora entiendo! ¡Tu eres el hada! Siempre le dije a Robert que un hada cuidaba a nuestros animales! No creí que las hadas tenían cabello rosado, genial~- sus risas llenaron la pequeña cabaña que al fin se dignó a mirar.
-Que divertido, vivir aquí... ¿Pero por qué tan sola? ¿Y por qué nunca vas a la casa? ¿Rob no te deja ir? A propósito, ¿Cuál es tu nombre?- era normal en ella y en los que la conocían, que los atacara a preguntas. Una tras otra, solo con la idea de saciar su sed curiosa por saber infinidad de cosas aunque no fueran algo que requiriera saber. Simplemente habían cosas de las que quería saber, y cuanto más se enterara mejor para ella.
-Eh... Calma...- dijo sintiendo como le cerraban la puerta en la cara. -Que demonios...- bufó con molestia, esto era inaudito, cuando Robert le iba a decir que tenía a una esposa o novia fugitiva viviendo en este lugar tan alejado?! Por eso no le permitía pasar a través del bosque, Rob desgraciado, ya se las vería con ella cuando fuera a verlo con el bat en mano y a cuestionarlo por todas las cosas que aun no era capaz de informarle a pesar de que vivían bajo el mismo techo.
Pero Draco a diferencia de ella en vez de parecer asustado o desconfiado arañó la puerta y la empujo con un golpe abriendo la misma, dejándole a la vista de nuevo a la muy nerviosa señorita, que ahora estaba bajo su lobo, siendo lamida como ella en la mañana. -Hombres... Bastardos traidores...- gruñó frunciendo el ceño y se acercó apoyando el bat a un lado de su pierna para escuchar las explicaciones nerviosas. -Mhm... ¿Sabes mi nombre?- preguntó como si la pregunta normal en estos casos no fuera, quién eres y que haces en mi casa. La verdad era que le gustaba conocer a gente nueva, pero no a gente que temblara de pies a cabeza nada más verla. -¡¿Mis padres?!- se quedó unos segundos pasmada luego de escuchar eso como si fuera una revelación. Por qué una desconocida conocía a sus padres más que ella misma, que tenía muy pocas memorias de ellos, su gran padre siempre había sido Robert. Al menos eso podía recordar de su infancia. Se encaminó hacia donde le señalaban y vio la clara foto de sus padres con la niña de cabellos rosados. Espera, a ella ya la había visto antes... -Eres... digo, actuas... De Katrina, ¿No?- la miró por sobre el hombro antes de volver a ver la foto de sus padres y quedarse unos segundos sumida en la nostalgia. -Casi no te reconozco, como gritaste como nena...- comentó con su descaro natural hasta escucharla hablar de nuevo.
-Si... Si recuerdo que fallecieron...- comentó vagamente trayendo a la memoria el funeral. -Eh... No voy a matarte...- dijo aun algo atontada por la noticia hasta que escucho la nueva declaración de la desconocida. -¿Cuidas animales?- miró a Draco unos segundos y luego a la chica y luego a Draco hasta que se convenció. -¡Ahora entiendo! ¡Tu eres el hada! Siempre le dije a Robert que un hada cuidaba a nuestros animales! No creí que las hadas tenían cabello rosado, genial~- sus risas llenaron la pequeña cabaña que al fin se dignó a mirar.
-Que divertido, vivir aquí... ¿Pero por qué tan sola? ¿Y por qué nunca vas a la casa? ¿Rob no te deja ir? A propósito, ¿Cuál es tu nombre?- era normal en ella y en los que la conocían, que los atacara a preguntas. Una tras otra, solo con la idea de saciar su sed curiosa por saber infinidad de cosas aunque no fueran algo que requiriera saber. Simplemente habían cosas de las que quería saber, y cuanto más se enterara mejor para ella.
Ariadne Barma- Miembro de Pandora
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Re: La cabaña, el lago y el lobo [Priv.]
Aprovechó que la chica miraba la foto de sus padres para acercarse un poco más a la ventana de manera sigilosa, la abrió lentamente, hasta que escuchó el comentario de que gritaba como nena, entrecerró la mirada girándose gruñendo por lo bajo– Bueno , si alguien llega como salvaje cavernícola con un bat a la casa de uno…- soltó entredientes, era algo inevitable en ella, y al segundo se arrepintió , no debía olvidar que quisiera o no , ese lugar era propiedad de los hermanos Lanielle ahora , esperó que no la hubiera escuchado y al parecer fue así porque la chica de cabellos de fuego no paraba de hablar , era como una cotorra , esas que venían a la tarde y no la dejaban leer por el alboroto que hacían .
Enarcó una ceja con su segundo comentario – ¿Hada? –negó como si la misma afirmación la insultara – Las hadas son pesadas, traviesas y maleducadas, yo no soy un hada ,soy bruja, bruuuja y veterinaria de medio tiempo- dijo haciendo alarde de su propia fantasía mientras que la chica no dejaba de reír, era extraño ver a Sam comportarse tan diferente a su personaje Ariadne, bueno ella misma era un tanto diferente a Katrina, pero verla tan risueña tan parlanchina, le resultaba curioso.
Ahora se sentía un poco más tranquila , al parecer no tenía intenciones de matarla , de hecho parecía ser agradable, una chica joven, buena, linda y…. ¡entrevistadora! comenzó a sentirse bombardeada con su lista interminable de preguntas, parecía que le pedía que le contara toda su vida y era la primera vez que ella la veía. Comenzó sintiéndose presionada, asfixiada , paranoica, no sabía relacionarse con las personas , no por nada vivía en medio de la nada, volvió a considerar la opción de escapar por la ventana, volvió a abrirla con lentitud , notó que la pelirroja estaba entretenida mirando la cabaña , así que dio un salto hacia afuera , pero la ventana se cerró dejándola atrapada con la mitad del cuerpo dentro y la mitad del cuerpo afuera - Elizabeth… Elizabeth Wood- dijo atorada en el vidrio, dejando de patalear resignada, lo levantó, maldiciendo por lo bajo a la estúpida ventana.
Disculpa, tengo problemas con esa ventana- se arregló la ropa , notó que la joven estaba expectante a que contestara a lo que le habia preguntado, así que hizo lo que mejor sabia - ¿P-pastelillo?- saco del refrigerador una charola llena de pastelillos y no era por presumir pero le quedaban deliciosos- Oh pero mire que hora es, apuesto a que su hermano debe de estar buscándola, ya es la hora de la comida.-le dio la bandeja entera con pastelillos – Puede quedarse con todos , asi disfrutan de un buen postre en signo de mi agradecimiento– la tomó por los hombros guiándola a la salida- Insisto, insisto puedes quedarte con todos .- una vez que llegó a la puerta , le sonrio – Un gusto conocerte Sam – le dio palmaditas en la cabeza y cerró la puerta hiperventilando.
Sus animales la miraron en desaprobación - ¿Qué, que hice?
Enarcó una ceja con su segundo comentario – ¿Hada? –negó como si la misma afirmación la insultara – Las hadas son pesadas, traviesas y maleducadas, yo no soy un hada ,soy bruja, bruuuja y veterinaria de medio tiempo- dijo haciendo alarde de su propia fantasía mientras que la chica no dejaba de reír, era extraño ver a Sam comportarse tan diferente a su personaje Ariadne, bueno ella misma era un tanto diferente a Katrina, pero verla tan risueña tan parlanchina, le resultaba curioso.
Ahora se sentía un poco más tranquila , al parecer no tenía intenciones de matarla , de hecho parecía ser agradable, una chica joven, buena, linda y…. ¡entrevistadora! comenzó a sentirse bombardeada con su lista interminable de preguntas, parecía que le pedía que le contara toda su vida y era la primera vez que ella la veía. Comenzó sintiéndose presionada, asfixiada , paranoica, no sabía relacionarse con las personas , no por nada vivía en medio de la nada, volvió a considerar la opción de escapar por la ventana, volvió a abrirla con lentitud , notó que la pelirroja estaba entretenida mirando la cabaña , así que dio un salto hacia afuera , pero la ventana se cerró dejándola atrapada con la mitad del cuerpo dentro y la mitad del cuerpo afuera - Elizabeth… Elizabeth Wood- dijo atorada en el vidrio, dejando de patalear resignada, lo levantó, maldiciendo por lo bajo a la estúpida ventana.
Disculpa, tengo problemas con esa ventana- se arregló la ropa , notó que la joven estaba expectante a que contestara a lo que le habia preguntado, así que hizo lo que mejor sabia - ¿P-pastelillo?- saco del refrigerador una charola llena de pastelillos y no era por presumir pero le quedaban deliciosos- Oh pero mire que hora es, apuesto a que su hermano debe de estar buscándola, ya es la hora de la comida.-le dio la bandeja entera con pastelillos – Puede quedarse con todos , asi disfrutan de un buen postre en signo de mi agradecimiento– la tomó por los hombros guiándola a la salida- Insisto, insisto puedes quedarte con todos .- una vez que llegó a la puerta , le sonrio – Un gusto conocerte Sam – le dio palmaditas en la cabeza y cerró la puerta hiperventilando.
Sus animales la miraron en desaprobación - ¿Qué, que hice?
Katrina Deveraux- Miembro de Pandora
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Re: La cabaña, el lago y el lobo [Priv.]
Frunció el ceño al escuchar la negativa a su brillante idea de que fuera un hada de los bosques, de todos modos la opción de que fuera bruja no parecía tan mala, o mejor dicho, no parecía tan lejos de la realidad. -Hmn... Pues para bruja no te falta mucho, y que seas veterinaria suena bastante útil. Más para nosotros- señaló a Draco dándole una mirada sonriente. Luego siguió paseándose por la habitación con el bat en mano. La verdad no había pensado en mal ocuparlo en ningún minuto, solo era para jugar con Draco y su pelota, aunque justo ahora había olvidado donde había quedado esta. Pero luego llamó más su atención los movimientos extraños de la actriz que hacía de Katrina.
Era su idea, ¿O quería saltar por la ventana? Iba a ayudarla, pero se logró librar sola de esa momentanea prisión y verla en ese estado la hizo reír unos segundos. Bastante cómica escena, si sumabas el agudo grito que había escuchado en principio. -Es un gusto conocerte en... La otra vida? Elizabeth... ¿Te puedo llamar Lizzie?- preguntó en el acto recordando el único apodo que se le venía en mente cuando le mencionaban ese nombre en especial. Alzó una ceja al escuchar sus disculpas y siguió mirándola sorprendida mientras ella daba vueltas en todos lados, no era que tuviera tanta cara de hambre, pero la verdad era que saltarse el desayuno era grave para ella. Se iba poniendo de mal genio (más del habitual) a medida que olvidaba tener alguna de sus comidas.
Miró los pasteles con sorpresa y también con la baba casi cayéndole así que se terminó distrayendo mientras la estaban moviendo como si de una planta se tratase afuera de la casa de nuevo. -Hey, espera...!- dijo notando a donde iba el rumbo de todo esto, se giró sorprendida una vez que estuvo afuera y otra vez terminó con la puerta cerrada en la cara. ¡¿Qué demonios le pasaba a esa tipa?! Si había algo que detestaba era que la ignoraran, y ya iban dos intentos de lo mismo en una sola mañana. Sin duda ahora si usaría su bat para causar destrozos. Pero primero lo primero.
Se sentó en la entrada de la pequeña cabaña, y probó uno de los pasteles. -Frambuesas...- comentó mientras su rostro, que hace breves segundos echaba humo, se comenzaba a iluminar mágicamente como si se encontrada de la nada en el paraíso. La tipa era una bastarda sin duda, pero sabía cocinar. Y terminó comiendose la mitad de la charola antes de recordar que tenía que sacar a Draco de a dentro de la cabaña. Suspiró con pesar, ¿Por qué siempre le ocurrían las desgracias a ella? y se encaminó alrededor de la cabaña buscando la ventana por la que había intentado salir la chica.
Sigilosamente se asomó por la misma y miró hacia dentro. Allí estaba Draco mirando a la puerta hasta que percibió su olor y se acercó a la ventana. -¡¡Shh!!- intentó que se mantuviera quieto, pero el lobo reconocía a su ama en todos lados y se encaramó por la ventana para babearle todo el rostro. Le gruñó entonces por haberla descubierto y luego de abrir la ventana como se debía cuidando de que no se cerrara sobre ella, pasó con todo y bat de nuevo dentro del lugar. -En serio, Rob debería buscarse otra mujer... Tu no tienes modales. Aunque que sepas cocinar te da puntos como cuñada.- se cruzó de brazos mientras la miraba y luego caminó por la habitación con el bat apoyado en su hombro aun. -Además, aun no es la hora de la comida. Y ... Quiero que me acompañes. Vamos a aclarar este asunto con civilidad, no me hagas romperte la cabeza de un golpe por negarte a ir conmigo, Lizzie- ya estaba ocupando el apodo que le había designado y se sentía bastante bien diciéndolo.
Era su idea, ¿O quería saltar por la ventana? Iba a ayudarla, pero se logró librar sola de esa momentanea prisión y verla en ese estado la hizo reír unos segundos. Bastante cómica escena, si sumabas el agudo grito que había escuchado en principio. -Es un gusto conocerte en... La otra vida? Elizabeth... ¿Te puedo llamar Lizzie?- preguntó en el acto recordando el único apodo que se le venía en mente cuando le mencionaban ese nombre en especial. Alzó una ceja al escuchar sus disculpas y siguió mirándola sorprendida mientras ella daba vueltas en todos lados, no era que tuviera tanta cara de hambre, pero la verdad era que saltarse el desayuno era grave para ella. Se iba poniendo de mal genio (más del habitual) a medida que olvidaba tener alguna de sus comidas.
Miró los pasteles con sorpresa y también con la baba casi cayéndole así que se terminó distrayendo mientras la estaban moviendo como si de una planta se tratase afuera de la casa de nuevo. -Hey, espera...!- dijo notando a donde iba el rumbo de todo esto, se giró sorprendida una vez que estuvo afuera y otra vez terminó con la puerta cerrada en la cara. ¡¿Qué demonios le pasaba a esa tipa?! Si había algo que detestaba era que la ignoraran, y ya iban dos intentos de lo mismo en una sola mañana. Sin duda ahora si usaría su bat para causar destrozos. Pero primero lo primero.
Se sentó en la entrada de la pequeña cabaña, y probó uno de los pasteles. -Frambuesas...- comentó mientras su rostro, que hace breves segundos echaba humo, se comenzaba a iluminar mágicamente como si se encontrada de la nada en el paraíso. La tipa era una bastarda sin duda, pero sabía cocinar. Y terminó comiendose la mitad de la charola antes de recordar que tenía que sacar a Draco de a dentro de la cabaña. Suspiró con pesar, ¿Por qué siempre le ocurrían las desgracias a ella? y se encaminó alrededor de la cabaña buscando la ventana por la que había intentado salir la chica.
Sigilosamente se asomó por la misma y miró hacia dentro. Allí estaba Draco mirando a la puerta hasta que percibió su olor y se acercó a la ventana. -¡¡Shh!!- intentó que se mantuviera quieto, pero el lobo reconocía a su ama en todos lados y se encaramó por la ventana para babearle todo el rostro. Le gruñó entonces por haberla descubierto y luego de abrir la ventana como se debía cuidando de que no se cerrara sobre ella, pasó con todo y bat de nuevo dentro del lugar. -En serio, Rob debería buscarse otra mujer... Tu no tienes modales. Aunque que sepas cocinar te da puntos como cuñada.- se cruzó de brazos mientras la miraba y luego caminó por la habitación con el bat apoyado en su hombro aun. -Además, aun no es la hora de la comida. Y ... Quiero que me acompañes. Vamos a aclarar este asunto con civilidad, no me hagas romperte la cabeza de un golpe por negarte a ir conmigo, Lizzie- ya estaba ocupando el apodo que le había designado y se sentía bastante bien diciéndolo.
Ariadne Barma- Miembro de Pandora
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Re: La cabaña, el lago y el lobo [Priv.]
Se relajó una vez con la puerta cerrada , al menos la pelirroja no había tenido la intención de echarla del lugar , se despegó de la puerta, otra vez podía volver a la tranquilidad de su alejada cabaña, en el alejado bosque, en la alejada vida de la civilización, lejos muuuy lejos de la escandalosa Lanielle de cabellos rojos, esa mujer hablaba hasta por los codos y ese …bat…un escalofríos recorrió toda su espalda; ese bat era un arma homicida lenta y efectiva.
Lo curioso fue que a pesar de toda esa imagen primitiva en su mente, no pudo evitar que una sonrisa se formara en sus labios, tenia que admitir que la chica le recordaba un poco al señor Lanielle, se acercó al buró y tomó el portarretratos de ella con los señores Lanielle, esa energía y vitalidad la conocía muy bien , pasó los dedos por el portarretratos recordando aquellos viejos tiempos que le dejaban un sabor a nostalgia.
Liberó un suspiro y caminó por el pequeño espacio de la cabaña buscando el libro de Stephen King que había comenzado a leer, tomó la silla blanca acercándosela y se sentó en ella abriendo el libro en donde estaba el separador. Recorrió con calma las letras impresas leyendo el momento en que el despiadado asesino rodeaba con habilidad la casa, se fijaba de pisar con cautela las hojas traicioneras de otoño , de pronto entró bruscamente y…
Escuchó un fuerte ruido en dirección a la ventana sobresaltándola, tiro el libro en esa dirección pasándole a un costado de la cabeza de Sam, era como una escena de terror, la chica de cabellos rojos estaba atorada con su bat en la ventana , una gotita de sudor cayo detrás de su cabeza – Eh…parece que el modo sigiloso , no le va bien Sam – se acercó donde estaba la joven y se volvió a alejar al ver como jugaba con el bat.
¿Otra mujer? ¿cuñada?- enarcó una ceja y miró a sus animales mascotas confundida - ¿De que esta hablando? – el mapache negó con la cabeza sin tener una idea de lo que hablaba la mujer de cabellos rojos-N-no, no creo que esa es una buena idea , mi falta de modales no pega bien con los…suyos tan …refinados- dijo lo ultimo con esfuerzo y mala gana siendo una completa mentira - No , no , espere ni siquiera estoy vestida para la ocasión .- se asustó con el ultimo comentario sonriéndole inmediatamente nerviosa-¿Y… en donde comeremos? – caminó junto a ella sin saber exactamente que dirección estaban tomando, la miraba de reojo ,claramente estaba nerviosa, caminaba en camisón por el bosque con una psicópata , la cosa no pintaba bien y después de escuchar a las ovejas la noche pasada , sabia que los Lanielle eran un tanto macabros. Atravesaron el campo de girasoles , eso la distrajo de sus pensamientos, le encantaban aquellas flores .- Tiene un campo muy hermoso Sam- no mentía , ni trataba de halagarla , solo decía lo que pensaba. – Me imagino que pasa mucho tiempo aquí , yo lo haría…- la granja en realidad era muy hermosa , aunque ella la visitaba de noche, todo ahí estaba muy bien cuidado , también le gustaba ir al mar y escuchar las olas romper en las rocas, es mas desde ahí podía escucharlo de manera sutil, , poco a poco se iba tranquilizando, no era una persona que socializara pero … la chica le recordaba a sus padres y era ..extraño.
Después de unos minutos llegaron a la granja y a lo lejos pudo divisar aquel paquete que tanto habia esperado , el correo siempre dejaba su cosas en la granja ya que nunca encontraban su cabaña, le parecía curioso que nunca los Lanielle hubieran notado que habia correos o paquetes con su nombre . - ¡Porfin! – corrió a buscar su paquete emocionada y abrirlo con desesperación.- ¡Porfinnn! – Sus ojos se iluminaron como una niña pequeña, alzó el manga con extrema felicidad- ¡Llegó mi tomo de Skip beat!
Lo curioso fue que a pesar de toda esa imagen primitiva en su mente, no pudo evitar que una sonrisa se formara en sus labios, tenia que admitir que la chica le recordaba un poco al señor Lanielle, se acercó al buró y tomó el portarretratos de ella con los señores Lanielle, esa energía y vitalidad la conocía muy bien , pasó los dedos por el portarretratos recordando aquellos viejos tiempos que le dejaban un sabor a nostalgia.
Liberó un suspiro y caminó por el pequeño espacio de la cabaña buscando el libro de Stephen King que había comenzado a leer, tomó la silla blanca acercándosela y se sentó en ella abriendo el libro en donde estaba el separador. Recorrió con calma las letras impresas leyendo el momento en que el despiadado asesino rodeaba con habilidad la casa, se fijaba de pisar con cautela las hojas traicioneras de otoño , de pronto entró bruscamente y…
Escuchó un fuerte ruido en dirección a la ventana sobresaltándola, tiro el libro en esa dirección pasándole a un costado de la cabeza de Sam, era como una escena de terror, la chica de cabellos rojos estaba atorada con su bat en la ventana , una gotita de sudor cayo detrás de su cabeza – Eh…parece que el modo sigiloso , no le va bien Sam – se acercó donde estaba la joven y se volvió a alejar al ver como jugaba con el bat.
¿Otra mujer? ¿cuñada?- enarcó una ceja y miró a sus animales mascotas confundida - ¿De que esta hablando? – el mapache negó con la cabeza sin tener una idea de lo que hablaba la mujer de cabellos rojos-N-no, no creo que esa es una buena idea , mi falta de modales no pega bien con los…suyos tan …refinados- dijo lo ultimo con esfuerzo y mala gana siendo una completa mentira - No , no , espere ni siquiera estoy vestida para la ocasión .- se asustó con el ultimo comentario sonriéndole inmediatamente nerviosa-¿Y… en donde comeremos? – caminó junto a ella sin saber exactamente que dirección estaban tomando, la miraba de reojo ,claramente estaba nerviosa, caminaba en camisón por el bosque con una psicópata , la cosa no pintaba bien y después de escuchar a las ovejas la noche pasada , sabia que los Lanielle eran un tanto macabros. Atravesaron el campo de girasoles , eso la distrajo de sus pensamientos, le encantaban aquellas flores .- Tiene un campo muy hermoso Sam- no mentía , ni trataba de halagarla , solo decía lo que pensaba. – Me imagino que pasa mucho tiempo aquí , yo lo haría…- la granja en realidad era muy hermosa , aunque ella la visitaba de noche, todo ahí estaba muy bien cuidado , también le gustaba ir al mar y escuchar las olas romper en las rocas, es mas desde ahí podía escucharlo de manera sutil, , poco a poco se iba tranquilizando, no era una persona que socializara pero … la chica le recordaba a sus padres y era ..extraño.
Después de unos minutos llegaron a la granja y a lo lejos pudo divisar aquel paquete que tanto habia esperado , el correo siempre dejaba su cosas en la granja ya que nunca encontraban su cabaña, le parecía curioso que nunca los Lanielle hubieran notado que habia correos o paquetes con su nombre . - ¡Porfin! – corrió a buscar su paquete emocionada y abrirlo con desesperación.- ¡Porfinnn! – Sus ojos se iluminaron como una niña pequeña, alzó el manga con extrema felicidad- ¡Llegó mi tomo de Skip beat!
Katrina Deveraux- Miembro de Pandora
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Re: La cabaña, el lago y el lobo [Priv.]
No le importó ni por un segundo los reclamos de la “Bruja-bastarda-y-futura-cuñada” de Lizzie. Como había dicho, los puntos a favor eran que sabía cocinar, fue enumerando en su mente las pocas cosas que sabía de la pelirrosa mientras meditaba llevando el bat colgando de su mano, que castigo le daría a Robert por no decirle que tenía a tan bonita señorita viviendo sola lejos de la casa. ¡¿Acaso la estaba ocultando de algo?! Gruñó entredientes mientras caminaba hasta que recordó poco después que ella le había hecho una pregunta que nunca respondió. -Ah, sobre donde comeremos… Rob tiene que cocinar, claro. Así es siempre.- explicó sin mucha ceremonia mientras intentaba silbar, pero sabiéndose inútil para eso terminó tarareando una canción cualquiera que se le vino a la cabeza.
El campo de girasoles las recibió luego de atravesar el bosque, y Draco corrió feliz conociendo el camino aunque a los pocos segundos regresaba para ver que estuvieran las dos y luego volvía a dar una vuelta adelantándolas. Como si estuviera preparándoles el camino. -Puedes venir cuando quieras, solo no te robes mis girasoles.- explicó mientras miraba con el pecho casi inflado de ego el campo que era de su propiedad. Hermoso sin duda, y que fuera suyo lo hacía aun más atrayente a su parecer, claro, referente a ella misma, a veces era así de egocéntrica.
Ya estaban por llegar a la cabaña, y pensó en que le gustaría tener un teléfono móvil que sirviera para llamar a Robert, pero era culpa completa de su hermano que siempre se negaba a esos aparatos electrónicos, pero si se trataba de una molesta gaita, podía hasta dormir con ella. Bufó de nuevo y vio que su “presa” se escapaba en dirección a la casilla de correo. Y se acercó curiosa como siempre para esculcar que era lo tan interesante que había encontrado esa extraña mujer. -… ¿Skip… Beat?- su cerebro pareció crujir, y por un segundo su rostro se desfiguró, pasando de la sorpresa, al enojo y nuevamente la sorpresa. ¡Demasiadas emociones!
-¡Te odio!- soltó como si nada, aunque era una frase que decía sin pensar. -Ahhh mundo cruel y despiadado, ¡¿Por qué tú si puedes tener mangas y yo no?! ¡Robert maldito!- los tenía que leer por otros medios porque su hermano tenía un ligero problema cada vez que la veía leyendo algo. Justamente, desde que había ocurrido esa tragedia. -Nii-san me encontró un día con literatura erótica, y desde entonces ¡Quema todos los libros que quiero leer! Los tengo que ocultar en diferentes lugares así que ni he podido comprar manga…- explicó hablando sin parar hasta que terminó y se dio, literalmente un respiro antes de proseguir. La apuntó con el bat y con expresión de gánster en el rostro. -¡Te lo advierto! ¡Ren es MÍO!- dejó relucir su lado más friki y oculto, que las personas por alguna razón no parecían notar, pero siempre estaba allí.
De hecho, si no fuera por su cuerpo pequeño, y si le dieran la oportunidad, le hubiera encantado actuar de niño. Lástima que esas cosas no ocurrían en la vida real. Bajó el bat después, y le quitó el tomo de las manos. -¿Los tienes todos? ¿Después me los prestas? ¿Me prestas éste?- preguntó después sonriendo infantilmente y casi brinca si no fuera porque ella jamás brincaba, no a menos que fuera mentalmente. -Esta serie es tan genial… ¿Qué personaje te gusta más?- preguntó abrazándose al tomo de manga que no era suyo, Rob que seguro estaba en algún lado de la casa, no la debía ver con algo o lo quemaría en el acto, pero si se lo prestaba su futura cuñada, ¡Tal vez tenía esperanza!
Draco por su parte se fue a apostar a un lado de sus piernas, ya era hora para él también de la comida, así que tenían que entrar a la casa. Así que miró a su nueva futura mejor amiga, le sonrió radiante y la jaló de la muñeca para que entrara con ella a la gran casa. -¡Robeeeeeeert!- gritó, sólo pocas veces lo lograba, usualmente no le resultaba alzar la voz. O eso le gustaba creer, porque de hecho tenía un tono de voz algo hosco al natural. Y aún así la gente parecía no escucharla a veces... Tal vez, sólo tal vez, era que la ignoraban. Pero le valía... Se podían ir a joder a donde quisieran.
El campo de girasoles las recibió luego de atravesar el bosque, y Draco corrió feliz conociendo el camino aunque a los pocos segundos regresaba para ver que estuvieran las dos y luego volvía a dar una vuelta adelantándolas. Como si estuviera preparándoles el camino. -Puedes venir cuando quieras, solo no te robes mis girasoles.- explicó mientras miraba con el pecho casi inflado de ego el campo que era de su propiedad. Hermoso sin duda, y que fuera suyo lo hacía aun más atrayente a su parecer, claro, referente a ella misma, a veces era así de egocéntrica.
Ya estaban por llegar a la cabaña, y pensó en que le gustaría tener un teléfono móvil que sirviera para llamar a Robert, pero era culpa completa de su hermano que siempre se negaba a esos aparatos electrónicos, pero si se trataba de una molesta gaita, podía hasta dormir con ella. Bufó de nuevo y vio que su “presa” se escapaba en dirección a la casilla de correo. Y se acercó curiosa como siempre para esculcar que era lo tan interesante que había encontrado esa extraña mujer. -… ¿Skip… Beat?- su cerebro pareció crujir, y por un segundo su rostro se desfiguró, pasando de la sorpresa, al enojo y nuevamente la sorpresa. ¡Demasiadas emociones!
-¡Te odio!- soltó como si nada, aunque era una frase que decía sin pensar. -Ahhh mundo cruel y despiadado, ¡¿Por qué tú si puedes tener mangas y yo no?! ¡Robert maldito!- los tenía que leer por otros medios porque su hermano tenía un ligero problema cada vez que la veía leyendo algo. Justamente, desde que había ocurrido esa tragedia. -Nii-san me encontró un día con literatura erótica, y desde entonces ¡Quema todos los libros que quiero leer! Los tengo que ocultar en diferentes lugares así que ni he podido comprar manga…- explicó hablando sin parar hasta que terminó y se dio, literalmente un respiro antes de proseguir. La apuntó con el bat y con expresión de gánster en el rostro. -¡Te lo advierto! ¡Ren es MÍO!- dejó relucir su lado más friki y oculto, que las personas por alguna razón no parecían notar, pero siempre estaba allí.
De hecho, si no fuera por su cuerpo pequeño, y si le dieran la oportunidad, le hubiera encantado actuar de niño. Lástima que esas cosas no ocurrían en la vida real. Bajó el bat después, y le quitó el tomo de las manos. -¿Los tienes todos? ¿Después me los prestas? ¿Me prestas éste?- preguntó después sonriendo infantilmente y casi brinca si no fuera porque ella jamás brincaba, no a menos que fuera mentalmente. -Esta serie es tan genial… ¿Qué personaje te gusta más?- preguntó abrazándose al tomo de manga que no era suyo, Rob que seguro estaba en algún lado de la casa, no la debía ver con algo o lo quemaría en el acto, pero si se lo prestaba su futura cuñada, ¡Tal vez tenía esperanza!
Draco por su parte se fue a apostar a un lado de sus piernas, ya era hora para él también de la comida, así que tenían que entrar a la casa. Así que miró a su nueva futura mejor amiga, le sonrió radiante y la jaló de la muñeca para que entrara con ella a la gran casa. -¡Robeeeeeeert!- gritó, sólo pocas veces lo lograba, usualmente no le resultaba alzar la voz. O eso le gustaba creer, porque de hecho tenía un tono de voz algo hosco al natural. Y aún así la gente parecía no escucharla a veces... Tal vez, sólo tal vez, era que la ignoraban. Pero le valía... Se podían ir a joder a donde quisieran.
Ariadne Barma- Miembro de Pandora
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Re: La cabaña, el lago y el lobo [Priv.]
Miraba desconcentrada el lugar, cuando escuchó el grito de odio de la chica a sus espaldas--¿Yo que hice? -volteo a verla sin comprender el porque el repentino aborrecimiento.
-¿Te gustan los mangas? – preguntó sorprendida, no esperaba que la actriz fuera tan friki o que le gustaran esas cosas, ella tenia un aspecto atemorizante a su juicio, pensaba que leía cosas como “Mi amigo bat y yo “ o “ Asesinos en serie “ o “ Como masacrar a su enemigo” quizás..“ Como destripar ovejas indefensas” y en los peores casos “ Como quemar bombones en fogatas” esas cosas que leían las pelirrojas locas , pero mientras más hablaba se daba cuenta de lo equivocada que estaba - ¿E-erótica? -le perdió el hilo de conversación, como habían llegado a hablar de literatura erótica y de que demonios estaba hablando.
- Hey no! ¡Ren es mio!– comenzaba a asustarla, si bien empezaba a hablar de una cosa brincaba a otra, como si no tuviera interruptor de apagado - Si , los tengo todos , tengo toda la colección, hasta el último tomo- la veía tan contenta y feliz, que no le pudo decir que no se lo prestaba, era como quitarle un dulce a un niño , si le decía que “no” estaba segura que escucharía su corazón romperse en mil pedazos – Si …te lo presto – musitó resignada aunque ni siquiera lo habia llegado a leer- Me gustan todos , hasta Fuwa Sho, aunque la mayoría lo odia. – comentó creyendo que el rubio en realidad era un chico celoso, inmaduro y divertido. – Creo que todos son buenos personajes y me encantan los trazos del manga. - Se cubrió los oídos en cuanto gritó - ¿Robert? ¿Tu hermano? No, no , no deberías m-molestarlo – expresó nerviosa , siendo jalada resistiéndose un poco .- ¡Nisiquiera vine con invitación! – se quejó sonrojada, pero nada de lo que hiciera , acortaba los pasos de la chica.
Miró la hora en un reloj de pared caminando apresuradamente por el pasillo, suspiró su panza gruñía, le había dado todos sus pastelitos a Sam, tenía hambre así que aunque su mente su resistiera, su cuerpo la siguió, le daba vergüenza comer con ellos cuando ella había estado viviendo gratis en la cabaña sin decirles, aunque cuidaba a sus animales, sabia que eso era incorrecto , pero para ella no existía otro hogar que no fuera ese. Fue por eso que formuló aquella idea, no era una de sus mejores ideas, pero era lo mejor que se le ocurría de momento. - Puedes leer los demás mangas cuando quieras y podrías ocultar tus libros en mi casa , claro si me dejas vivir en la cabaña- ofreció, obviamente no se convertiría en su complice gratis, temía a la ira de Robert después de su sanguinario ataque a una de las ovejas.
Se detuvieron al llegar a una gran mesa de madera, que estaba servida para dos , aprovechó para ver la casa a detalle, los adornos, la cristalería o cualquier cosa que le resultara curiosa y le ayudara a distraerse de la idea de que conocería a Robert, bueno ya lo conocía por que habían actuado juntos, pero apesar de que él era un actor muy atractivo y reconocido realmente nunca se detuvo a hablar con él en el set, le daba mucha vergüenza , y además… ella no se relacionaba con la gente, no podía y menos con los asesinos de ovejas, no, jamás sería amable con un masacrador de ovejas indefensas. Aunque se tratara de ... Robert.
-¿Te gustan los mangas? – preguntó sorprendida, no esperaba que la actriz fuera tan friki o que le gustaran esas cosas, ella tenia un aspecto atemorizante a su juicio, pensaba que leía cosas como “Mi amigo bat y yo “ o “ Asesinos en serie “ o “ Como masacrar a su enemigo” quizás..“ Como destripar ovejas indefensas” y en los peores casos “ Como quemar bombones en fogatas” esas cosas que leían las pelirrojas locas , pero mientras más hablaba se daba cuenta de lo equivocada que estaba - ¿E-erótica? -le perdió el hilo de conversación, como habían llegado a hablar de literatura erótica y de que demonios estaba hablando.
- Hey no! ¡Ren es mio!– comenzaba a asustarla, si bien empezaba a hablar de una cosa brincaba a otra, como si no tuviera interruptor de apagado - Si , los tengo todos , tengo toda la colección, hasta el último tomo- la veía tan contenta y feliz, que no le pudo decir que no se lo prestaba, era como quitarle un dulce a un niño , si le decía que “no” estaba segura que escucharía su corazón romperse en mil pedazos – Si …te lo presto – musitó resignada aunque ni siquiera lo habia llegado a leer- Me gustan todos , hasta Fuwa Sho, aunque la mayoría lo odia. – comentó creyendo que el rubio en realidad era un chico celoso, inmaduro y divertido. – Creo que todos son buenos personajes y me encantan los trazos del manga. - Se cubrió los oídos en cuanto gritó - ¿Robert? ¿Tu hermano? No, no , no deberías m-molestarlo – expresó nerviosa , siendo jalada resistiéndose un poco .- ¡Nisiquiera vine con invitación! – se quejó sonrojada, pero nada de lo que hiciera , acortaba los pasos de la chica.
Miró la hora en un reloj de pared caminando apresuradamente por el pasillo, suspiró su panza gruñía, le había dado todos sus pastelitos a Sam, tenía hambre así que aunque su mente su resistiera, su cuerpo la siguió, le daba vergüenza comer con ellos cuando ella había estado viviendo gratis en la cabaña sin decirles, aunque cuidaba a sus animales, sabia que eso era incorrecto , pero para ella no existía otro hogar que no fuera ese. Fue por eso que formuló aquella idea, no era una de sus mejores ideas, pero era lo mejor que se le ocurría de momento. - Puedes leer los demás mangas cuando quieras y podrías ocultar tus libros en mi casa , claro si me dejas vivir en la cabaña- ofreció, obviamente no se convertiría en su complice gratis, temía a la ira de Robert después de su sanguinario ataque a una de las ovejas.
Se detuvieron al llegar a una gran mesa de madera, que estaba servida para dos , aprovechó para ver la casa a detalle, los adornos, la cristalería o cualquier cosa que le resultara curiosa y le ayudara a distraerse de la idea de que conocería a Robert, bueno ya lo conocía por que habían actuado juntos, pero apesar de que él era un actor muy atractivo y reconocido realmente nunca se detuvo a hablar con él en el set, le daba mucha vergüenza , y además… ella no se relacionaba con la gente, no podía y menos con los asesinos de ovejas, no, jamás sería amable con un masacrador de ovejas indefensas. Aunque se tratara de ... Robert.
Katrina Deveraux- Miembro de Pandora
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Re: La cabaña, el lago y el lobo [Priv.]
¡Robert se había encontrado una futura esposa que no le desagradaba! Aunque al principio casi la había echado de su casa, le había dado comida, y ahora le ofrecía prestarle manga y eso significaba que era igualmente friki que ella. Ah, dichoso día en que había encontrado esa cabaña en medio de la nada. Asintió sin más mientras escuchaba las opiniones de la chica, se sentía más hiperactiva que de costumbre. -Entonces tú te quedas con Sho y yo con Ren, el rubio es sexy pero no lo suficiente para mí- aplaudió toqueteando luego el tomo que le había quitado de las manos.
Luego de entrar a la casa y de gritar por Robert suspiró desganada viendo que no estaba cerca. Eso le pasaba por no despertar tan temprano. Espera, ¿esas eran tazas? Al menos estaba servido, eso significaba que Rob no tardaría en llegar. Jaló entonces a Lizzie del brazo para llevarla a sentarse en una de las sillas. -Traeré otra taza más, esperar a Rob no tiene caso, ya llegará cuando estemos comiendo.- dicho y hecho, dejó el tomo de manga y se fue casi trotando a buscar otra taza y los cubiertos, los dejó luego en la mesa con un ligero estruendo una sonrisa algo culpable y luego observó a su acompañante. Tendría que interrogarla para saber que tan lejos había llegado con Nii-san, porque estaba más que claro que el hombre no le diría por su cuenta, jodido Rob y su silencio eterno, el ruido que más le gustaba a él era hacer sonar esa odiosa gaita.
-Y bien, cuéntame más de ustedes. ¿Hasta dónde han llegado? ¿Seré tía pronto?- preguntó ligeramente emocionada con la idea. Incluso se quedó mirando el vientre de la chica buscando algún rastro de tenerlo abultado, pero la figura de la peli-rosa no parecía dispuesta a darle sobrinos. Y de toda su ilusión, la realidad era que con lo infantil que podía ser no servía para cuidar niños, y por lo mismo fingía que le desagradaban, aunque si tenía algo de cierto que no era buena teniendo paciencia con mocosos insolentes. -Sírvete, con confianza. Como ya debes saber, Rob es el mejor cocinero, si fuera yo la que preparó la comida seguro terminarías enferma. Pero estas a salvo- señaló con gracia mientras tomaba un afilado cuchillo para partir el pan y hacerse un sándwich a su gusto luego de servirse leche con una pizca de café y un poco de azúcar, en su tazón rojo favorito. Ah sí, su selección de colores solía ser algo básica.
Le dio una mordida al pan entonces y antes de terminar de tragar ya estaba hablando de nuevo aunque poco se le entendía. -Estroy enojradah con Niidsan.- tragó a duras penas y apuró un sorbo de la leche antes de reír unos segundos y seguir hablando. -Aun no entiendo porqué no es capaz de confiar en mí.- le dio otra mordida al pan con algo de furia y luego se calmó bebiendo más leche. ¿Dónde estaría Rob? ¿O estaría cavando su tumba para ocultarse de sus reclamos por no contarle sobre Lizzie?
Luego de entrar a la casa y de gritar por Robert suspiró desganada viendo que no estaba cerca. Eso le pasaba por no despertar tan temprano. Espera, ¿esas eran tazas? Al menos estaba servido, eso significaba que Rob no tardaría en llegar. Jaló entonces a Lizzie del brazo para llevarla a sentarse en una de las sillas. -Traeré otra taza más, esperar a Rob no tiene caso, ya llegará cuando estemos comiendo.- dicho y hecho, dejó el tomo de manga y se fue casi trotando a buscar otra taza y los cubiertos, los dejó luego en la mesa con un ligero estruendo una sonrisa algo culpable y luego observó a su acompañante. Tendría que interrogarla para saber que tan lejos había llegado con Nii-san, porque estaba más que claro que el hombre no le diría por su cuenta, jodido Rob y su silencio eterno, el ruido que más le gustaba a él era hacer sonar esa odiosa gaita.
-Y bien, cuéntame más de ustedes. ¿Hasta dónde han llegado? ¿Seré tía pronto?- preguntó ligeramente emocionada con la idea. Incluso se quedó mirando el vientre de la chica buscando algún rastro de tenerlo abultado, pero la figura de la peli-rosa no parecía dispuesta a darle sobrinos. Y de toda su ilusión, la realidad era que con lo infantil que podía ser no servía para cuidar niños, y por lo mismo fingía que le desagradaban, aunque si tenía algo de cierto que no era buena teniendo paciencia con mocosos insolentes. -Sírvete, con confianza. Como ya debes saber, Rob es el mejor cocinero, si fuera yo la que preparó la comida seguro terminarías enferma. Pero estas a salvo- señaló con gracia mientras tomaba un afilado cuchillo para partir el pan y hacerse un sándwich a su gusto luego de servirse leche con una pizca de café y un poco de azúcar, en su tazón rojo favorito. Ah sí, su selección de colores solía ser algo básica.
Le dio una mordida al pan entonces y antes de terminar de tragar ya estaba hablando de nuevo aunque poco se le entendía. -Estroy enojradah con Niidsan.- tragó a duras penas y apuró un sorbo de la leche antes de reír unos segundos y seguir hablando. -Aun no entiendo porqué no es capaz de confiar en mí.- le dio otra mordida al pan con algo de furia y luego se calmó bebiendo más leche. ¿Dónde estaría Rob? ¿O estaría cavando su tumba para ocultarse de sus reclamos por no contarle sobre Lizzie?
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